Recuerda, Sólo recuerda, aquieta tu menté, no juzgues no pienses tanto, sé como el río, fluye aún con las piedras en el camino.
Tu fuerza y tu poder vencerán cualquier limitante que tu mente esté creando.
Regocíjate en la fe y deja todo en manos de Dios, nuestro Padre, el gran Creador de todo lo que nos rodea.
Confía en Él. Él lo ve todo. Lo percibe todo.
Entonces, ¿por qué preocuparse?
Aún en las peores tormentas, ve la luz que desciende desde lo más alto y acéptala en tu vida.
Esa luz te pertenece, siempre ha estado ahí.
Toma la luz y fúndete en ella.
Reconoce tu poder que nace dentro de ti.
Isela Olvera

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