Mi muy querido hijo, ya han pasado muchos años y parece que fue hace unos instantes que te tenía entre mis brazos, qué bellos momentos que siempre seguirán en lo más profundo de mi ser. Fue tan poco tiempo el que convivimos, pero bastó para dejar esta huella imborrable en nuestras vidas. Aunque tuve que dejarte, siempre he seguido contigo, he estado en tus momentos de angustia, de tristeza, también en tus logros y en tus éxitos. Te has convertido en una persona excelente con un gran corazón. Estoy muy orgulloso de ti, hijo mío.
Quiero que sepas que yo estoy muy bien, en un lugar lleno de luz y amor donde seguimos creciendo, eligiendo experiencias que nos harán expandir más nuestra conciencia. Nada en la vida es casualidad, muchos encuentros ya están predestinados, momentos difíciles, pero todo es siempre superado, y entre más abras tu corazón y sigas viviendo desde el amor, cada encuentro será increíble. Suelta las tristezas y las preocupaciones, no quieras abarcar tantas cosas, disfruta más de la vida y siempre tu prioridad debes ser tú mismo.
Te amo mucho, deseo verte siempre feliz, enfócate en tus sueños, ellos se harán realidad. Ten fe, confía en Dios siempre y recibe cada día sus infinitas bendiciones.
Isela Olvera Ocaña

Deja una respuesta